Entretanto… Teatro| Ello

“Al final, todo es un gag” Charles Chaplin

La pandemia se ha convertido en uno de los temas más recurrentes dentro de los proyectos de creadores escénicos como una situación de precariedad económica, laboral o de aislamiento. Sin embargo, pocos han hecho un tratamiento cómico de la crisis existencial del ser humano ante esta problemática que pareciera no tener fin, ya que se trata de un tema delicado y puede herir susceptibilidades. No es sencillo hablar de la soledad, del hambre y la sobresaturación de información que provoca un pánico a salir, pero ¿qué no la comedia es el género por excelencia que refleja los vicios, miedos y defectos de la sociedad? Este no sólo es un género que busca la carcajada vacía del espectador, sus orígenes reconocen los valores morales, sociales, individuales y éticos del ser humano; nos encara ante la cruda realidad mediante un juego de situaciones exageradas o llevadas al límite, pero sin alejarse de los problemas sociales. “La tragedia juega con nuestras angustias profundas, la comedia con nuestros mecanismos de defensa contra ellas” (Pavis, 1998).

Sobre esta línea fue presentada Ello, que nos cuenta la historia de un hombre que tras quedarse sin trabajo en plena pandemia se ha resguardado en su casa, respetando el aislamiento. Su actual condición lo orilla a racionar al máximo sus alimentos y usar su tiempo para ver televisión, aunque después recibe un mensaje que lo enfrentará a su temor de salir.

Esta propuesta escénica llevada al video es obra de los creadores Anane del Villar y David Palacios (que a su vez ejecuta este monólogo), quienes optaron relatar la historia de Ello desde el formato de cine mudo cómico, de esta manera se conjugan las propiedades escénicas de la pantomima con los recursos de este género cinematográfico, como lo son los carteles que ayudan al espectador a obtener más información del personaje y la estética en blanco y negro.

Dividido en cuadros, este monólogo ahonda en la vida dentro de “la nueva normalidad”, sobretodo desde la perspectiva de un hombre desempleado con dificultades económicas y que está sobresaturado de imágenes televisivas que lo insistan a generar miedo al exterior.

El trabajo corporal de David Palacios permite que Ello se convierta en un personaje entrañable y de fácil conexión con el espectador. Apoyado por la musicalización, a cargo de Carlos Flores Mijares, hacen que el personaje habite en cada situación y se adueñe del escenario seccionado en tres espacios: el cuarto, la sala donde está la televisión y la cocina.

Anane del Villar dirige esta puesta con claridad y sencillez, dándole peso al lenguaje corporal y concentrándose en el trabajo escénico más que en el visual. Aunque sin olvidarse del medio en el que se presenta la obra, ya que juega con la estética del blanco y negro y opta por romperla en ocasiones para denotar el estado de ánimo del personaje. Mantiene la cámara frente a la escena todo el tiempo sin caer en la monotonía, al concentrar la imagen en las distintas áreas del escenario. Sin embargo, existen cortes que no permiten visibilizar al personaje (cuando está en el suelo) y en algunas ocasiones los movimientos de cámara no son precisos, por lo que faltó detallar dichas cuestiones técnicas.

No obstante, estos detalles son parte de un reto como creadores escénicos que se enfrentan a nuevas modalidades. Charles Chaplin decía que “el auténtico creador desdeña la técnica entendida como un fin y no como un medio”, y ante estos desafíos el fin de comunicar una historia que nos humaniza y sensibiliza se cumplió, y añadido a ello hizo prevalecer a la teatralidad de una manera inteligente y práctica.

Ello aún se encuentra en la página de Facebook CONARTE, en donde podrás ver los demás proyectos de Entre tanto… Teatro.

Patrice Pavis. (1998). Diccionario del teatro: dramaturgia, estética, semiología.. Barcelona: Paidós.