ENTRETANTO… TEATRO | Giveaway

La palabra influencer es un anglicismo tan común que forma parte del lenguaje cotidiano en la sociedad contemporánea; por lo tanto, se da por entendido el significado que esta tiene, el cual se define como: persona de influencia. Su popularización se debe a las redes sociales y al marketing digital, de ahí que este concepto se utilice para denominar a las personas que adquieren notoriedad en el ámbito virtual donde transmiten sus conocimientos y puntos de vista sobre un tema específico, al grado de llegar a marcar tendencia entre la sociedad, un aspecto aprovechado por distintas marcas para que se vuelvan portavoces de sus productos. Dependiendo de la red social que un influencer elija para llegar a las personas es que se distingue el tipo de contenido que realizan, como los son: bloggers (Blogs), youtubers (YouTube), instagrammers (Instagram) o tiktokers (TikTok), por mencionar los ejemplos más conocidos.

A pesar de que estos influencers llegan a mostrar parte de su vida en sus publicaciones para crear empatía, no deja de ser parte de una construcción sobre su imagen, por lo que la verdadera personalidad no es expuesta del todo ante su público. De manera que surgen preguntas como: ¿Es acaso su vida siempre positiva y exitosa? ¿Será que carecen de problemas como el resto de las personas? ¿Son sus relaciones amorosas reales o parte de una simulación? ¿Es así de sencillo abrir una cuenta, publicar contenido y obtener millones de seguidores? 

La video obra de teatro Giveaway, escrita y dirigida por Martha Garza y actuada por Anahí Montfort, la cual forma parte de la temporada “Entretanto… teatro” del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), se transmitió el pasado 3 de octubre de 2020 en la página de Facebook de la institución; en ella se toca el tema de los influencers y aunque pareciera que pretende dejar al descubierto cómo es estar dentro de este mundo, lo cierto es que sólo se muestra un esbozo lleno de incoherencias sin un tema o problemática contundente.

Esta propuesta nos muestra una chica influencer de nombre Any, quien se dedica a crear contenido positivo, de paz y alegría. Pero sufre una ruptura amorosa dónde se le difama como la «mala del cuento», debido a esto pierde seguidores y patrocinios, por lo que siente que su popularidad va en decadencia. De pronto, imágenes íntimas de ella salen a la luz, lo que causa una controversia donde se señala a su expareja como responsable de publicar las fotos y los videos.

La filtración de contenido íntimo en los últimos años ha ido en incremento gracias al acceso de cámaras en los dispositivos celulares, lo que deja en vergüenza a las personas expuestas, ya que suelen publicarse sin su consentimiento. Ante esto se han creado leyes para sentenciar a los culpables, porque no es un tema sencillo, pero en Giveaway solo es una colación, por ende, no se llega a profundizar en ello. Entonces, ¿cuál fue la problemática planteada por la obra?

Durante los cincuenta minutos que duró la transmisión se nos muestra a Any grabando un video para, al parecer, YouTube o una plataforma similar, aunque no queda claro debido a que en varias ocasiones se mencionó la acción swipe up que es utilizada en las historias de Instagram para direccionar a las personas a otro sitio o perfil. Además, el formato empleado por Any para grabar su video es en horizontal, utilizado para YouTube, mientras que las historias en Instragram o videos de Tik Tok se hacen en formato vertical. Este aspecto nos da un indicio de la falta de investigación por parte del equipo al no darle un perfil al personaje, porque a pesar de lo que se puede creer sobre los influencers, una cosa que tienen bien definida es su audiencia y su plataforma predilecta, de la cual tienen pleno dominio. En Giveaway es notoria la falta de experiencia por parte de la actriz Anahí Montfort para realizar contenido en redes sociales, ya que se muestra débil, sin confianza ni seguridad en sus palabras y mucho menos en su corporalidad, no parecía ser una influencer con experiencia de cuatro años, sino alguien que está realizando sus primeros videos.

Las redes sociales son un lenguaje, cada una tiene sus características, sus usos, su manera de interactuar y sus tiempos; mientras que unas necesitan ser alimentadas diariamente, otras pueden hacerlo en días específicos. Esta particularidad fue pasada por alto durante toda la obra en la que no se definió qué clase de influencer vemos para entender qué tanto le puede afectar perder cierta cantidad de seguidores; solo hay un par de momentos en los que se menciona una red social, que es Instagram. Esta información es dada a conocer cuando el personaje menciona que obtuvo cinco mil unfollows y en un par de ocasiones graba dos historias en vertical para su perfil. No obstante, esto más que situar confunde, porque su video principal titulado “Un día con Any” lo graba por partes, dando a entender que no ha pasado por el proceso de edición y publicación; pero más adelante llega un momento en que realiza un giveaway para Instagram y en uno de los segmentos de su video para YouTube menciona, “Recuerden que acabo de hacer un giveaway”, como si los tiempos entre una plataforma y otra fueran los mismos. ¿Error de novata en una influencer que está por llegar al millón de seguidores en Instagram y lleva cuatro años en el medio? ¿O poca exploración en el tema y descuido del tiempo de la escena por parte del equipo?

Cuando se pasa al plano de la persona que realmente es Any, se carece de un cambio o algún aspecto que marque la diferencia, no porque todo el tiempo actúe como influencer, sino porque nunca vemos a tal personaje ni cuando graba ni cuando deja de hacerlo, por tanto tampoco vemos una verdadera Any. No hay dinamismo, la dualidad, si es que la hubo, no está presente y la actuación llega a ser plana. La afectación del personaje por la “baja” de popularidad, así como la situación con su expareja está ausente la mayor parte del tiempo y el «grito de desahogo» dado en un momento de la obra parece más un recurso efectista que se conjunta con una melodía melancólica. 

Al ser las propuestas de “Entre tanto… teatro” experimentaciones híbridas entre lo teatral y el video, puede suponerse su abordaje como una interdisciplina que detone nuevos lenguajes, siendo, por su enfoque, el teatro la disciplina que saldrá más beneficiada. Es complicado, sí, pero es el riesgo que se toma al participar en este tipo de convocatorias. En Giveaway la teatralidad no se dejó ver, sin embargo, lo cinematográfico estuvo presente todo el tiempo, con un buen manejo de cámara, buenos encuadres, buena utilización del audio y buena edición de color (no se confunda esto con una buena selección de colores para la escena), que muestran la atención prestada en estos aspectos; si se propone como un mediometraje no se tendría sospecha de que se trata de una obra de teatro. Válgame aquí hacer una comparación con su predecesora y obra inaugural de esta temporada, 40, la cual tiene un momento muy bien logrado donde podemos observar teatralidad cuando el personaje narra los hechos del incendio, ahí vemos una creación de imágenes, una exploración con el espacio y otros objetos que potencializan la escena; caso contrario con lo realizado por Garza y Montfort, quienes contaron con un texto débil y una idea poco explorada.

Debido a la ausencia de tomas abiertas no es posible ver el entorno del personaje más allá de su estudio de grabación, que a decir de ello, no parece de una influencer de su categoría por los elementos de bajo presupuesto seleccionados para el montaje. Cuando estas personas adquieren popularidad buscan mejorar su equipo de video, de iluminación y sobre todo de audio, aspecto más que fundamental; un video aunque tenga buena calidad visual, si carece de buen audio, pierde interés y la distancia manejada en la obra cuando el personaje se graba sin la utilización de un micrófono condensador o lavalier, es motivo suficiente para dejar de verlo a los pocos minutos. Se quiso dar al estudio de Any un aspecto de buena vibra, pero los elementos y colores utilizados, así como la falta de iluminación, más que transmitir algo positivo, deprimían.

Para concluir puede decirse que a esta propuesta le faltó exploración, dirección, investigación, calidad en la dramaturgia, una teatralidad que se echó de menos durante los largos y monótonos cincuenta minutos de duración y una problemática contundente, si el personaje es superficial, desde mi perspectiva, no tendría por qué tener un tratamiento igual. Por otro lado, sus puntos positivos son los ya mencionados que corresponden a los aspectos cinematográficos, aunque a final de cuentas la temporada sea de teatro.