Puestas en Escena CONARTE 2019: «Los Entendidos»

Supongamos que estás a punto de disfrutar una puesta en escena en un recinto teatral, los actores están preparándose para la tercera llamada, todos los espectadores en sus butacas y de repente, se va la luz. Posteriormente el equipo que conforman la obra les informa que una catástrofe ha ocurrido afuera, por ahora solo se sabe que quienes se encuentran en el teatro son de los pocos sobrevivientes. ¿Cómo crear una nueva sociedad? Esta es la premisa que propone Los Entendidos, un texto del dramaturgo Sergio Masís Olivas, bajo la dirección del joven Humberto Luna y con las actuaciones de Fernanda Ávila, Carolina Iglesias, Alejandro Carreón, Guillermo Ibarra y Eduardo Dena. Esta puesta en escena da la apertura a la Temporada 2019 Puestas en Escena CONARTE, ofreciendo funciones gratuitas en el Teatro de la Estación en la Casa de la Cultura los fines de semana del mes de octubre.

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Un mundo utópico para los actores que ahora dominan esta micrópolis que es el espacio teatral es divertido, aunque debe ser distópico para el espectador, en un vaivén de morales. Seguir siendo las ovejas que obedecen a un régimen que no pedimos no debería ser una opción. Sin embargo, el juego de hiperrealidad que desea plantear la puesta no es bien lograda desde su comienzo, esto a causa del tono actoral que se optó manejar, fársico con tintes realistas. Por lo que era difícil para el espectador entrar a una convención que era evidente en la construcción de la anécdota: el mundo tal y como lo conocíamos había desaparecido, y ahora estaríamos subordinados por un grupo de hacedores del teatro que creen saber cómo manejar una sociedad.

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Con el personaje de Campos, interpretado por Fernanda Ávila, al espectador nos colocan entre la espada y la pared, ayudarle y construir junto con ella una mejor opción de sobrevivir o soportar verle sufrir a manos de sus compañeros de trabajo. Pero nos es imposible crear una disertación lo suficientemente poderosa para levantarnos de la butaca y rescatarla, no formamos parte de ese universo que proponen, aun estamos en una obra de teatro, en la que sabemos que acabándose los aplausos saldremos y todo seguirá siendo igual afuera.

Sin duda el texto que Luna llevó a escena es arriesgado, con una gran carga de crítica social y es de reconocerse que haya escogido atreverse a hablar de estos temas tan importantes que la mayoría del tiempo son ignorados. No obstante, se logra ver que se preocupó más por mantener una estética y dinamismo en los trazos escénicos que en el peso de las palabras y el trabajo actoral con cada uno de los que conforman el reparto. Es disfrutable ver a estos jóvenes promesa en escena, pero con el pasar del tiempo no logra dibujarse un personaje con, valga un poco la redundancia, una personalidad característica en cada uno de ellos, volviéndose monótonos y esto también se debe al ritmo de la puesta. Nos ofrecen cuadros plásticos bien cuidados y logrados que se ven destruidos por la seguida ola de caos, gritos y voces que no aportan un efecto favorecedor.

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Una puesta que por su argumento te deja una reflexión, vivimos en un ciclo interminable como sociedad donde la destrucción es inminente, pero para que esto funcione como convención es importante que el espectador entre en el juego desde su inicio.